Son las 13.00h de la tarde cuando estoy empezando a redactar este artículo donde voy a exponer una breve experiencia desagradable con respecto a la salud. También se me viene a la mente un eterno dilema entre: la sanidad privada VS sanidad pública.
Ayer viernes 13 de Septiembre por la noche fue una de muchas noches que no pude pegar ojo y estuve con unos sintomas desagradables que no se lo deseo a nadie. Aunque en principio, y no por mucho tiempo me reservaré los problemas reales que estoy sufriendo, aunque ya lo dejé caer en varias historias de Instagram.
A eso de las 3.00h de la mañana de hoy Sábado, ya 14 de Septiembre me dirijo al baño y me pongo a valorar entre ir a urgencias de la privada o de la pública. Y es que, ambas opciones tienen sus pros y sus contras, pero los contras de la pública son aterradoras como por ejemplo: eternas horas de esperas, estamos hablando de un mínimo de 6 horas por cualquier enfermedad. Falta de diagnóstico, poca profesionalidad ya que muchos médicos de urgencias en la pública suelen ser o al menos da esa sensación de que son estudiantes recién salidos de la carrera. Hacinamiento de enfermos de todo tipo.
Es un sin fin de inconvenientes que tiene la pública. En el Hospital Virgen Macarena de Sevilla que es el que a mi me corresponde, he vivido muchas experiencias: desde un yonki durmiendo dentro de la sala de urgencias y cuando esté se despierta amenaza fuertemente a los pacientes, enfermos sangrando, algunas personas llorando y suplicando calmar el dolor mientras los médicos que pasan por al lado solo miran y no hacen nada a excepción de algunas enfermeras de más de 40/50 años que ya esta acostumbrada y muestra un mínimo de interés por al menos preguntar a quienes lloran fuerte.
He de añadir que, el hospital que ya he mencionado y que me corresponde, resulta ser uno de los hospitales con más hojas de reclamaciones de toda España según una asociación de pacientes (si me equivoco en este dato rectificaré). La Sanidad Pública en Andalucía en general siempre ha sido un caos absoluto, desde que estaba Susana Díaz, hasta ahora Juanma Moreno Bonilla ahora de presidente. Aunque ya llevamos décadas igual, pero a mi me ha tocado empezar a vivirlo desde algo antes de Susana Díaz.
Lo que si ha crecido a un ritmo agigantado es la sanidad privada en cuestión de pocos años, y no es de extrañar ya que todos sabemos que la política no ha parado de inyectar millones de euros durante años. Sin ir más lejos, hace cuestión de pocos días, salieron en los medios Pedro Sánchez diciendo que habían inyectado 1.000 millones de euros o más en la privada. Aunque yo pienso que ha debido ser más cantidad porque es curioso que QuironSalud, una de las compañías más grandes de todas en España ha abierto varios hospitales en poco tiempo.
Que conste, que no estoy en contra de Quironsalud ni menos de la sanidad privada en general. De hecho, esta compañía es la que mejor me ha tratado y ayudado a mejorar en algunos problemas de salud. Hasta podría decir que, Quironsalud Sagrado Corazon que así se llama el mejor sino uno de los mejores de Sevilla y España, según alguna que otra web es para mí uno de los tops.
Pero me parece una pena extrema que la sanidad pública esté siendo destruida por los propios políticos que además lo hacen de manera descarada. Los políticos no van a la pública y ni tan siquiera tienen seguro médico, ellos van directos pagando en efectivo que es una forma muy premiamos de ser atendido.
¿SANIDAD PREMIUM?
En España existe una modalidad de sanidad privada en la que te atienden con privelios como; atención inmediata, solo esperas unos minutos, incluso anteponen a estos pacientes premium por delante de pacientes que ya llevaban mucho rato esperando en la sala de esperas y con seguro médico. Los médicos hacen pruebas que alomejor estas mismas pruebas pueden tardar hasta semanas en darte cita y más para decir resultados. Pues si pagas en efectivo, tienes todo en cuestión de ese mismo rato que estás en urgencias, y si te hospitalizan, serás hospitalizado como si fuera un hotel, habitación grande, televisor gratis, baño privado grande. Y así mientras, pacientes como tu y como yo, tenemos que sufrir los contras y siendo tratados como números.
